Teresa Romero, la auxiliar española de enfermería contagiada de ébola, es atendida igual que cualquier otro paciente. Es decir, es aseada y se le da de comer como al resto de personas ingresadas en el hospital.

Sin embargo, en el momento de entrar a la habitación, los médicos y asistentes deben colocarse el equipo de protección individual.

Teresa Romero ha empeorado este jueves y recibirá sangre de la hermana Paciencia, una religiosa que, como otra llegada desde Liberia, donó su sangre para tratar al misionero García Viejo, aunque el tratamiento no llegó a tiempo.

En teoría, los anticuerpos que la donante generó contra el ébola deberían funcionar en la paciente madrileña.

La supervivencia al ébola depende de la reacción del sistema inmune del paciente. Por lo tanto, si desarrolla a tiempo las defensas contra el virus superará la enfermedad y de ahí que una de las estrategias utilizadas sea transferir estos anticuerpos purificados para acelerar la respuesta de las defensas naturales del paciente.

“De esta manera se está proporcionando inmunidad a la paciente”, explicó José Luis del Pozo, virólogo de la Clínica de la Universidad de Navarra. La sueroterapia, como se conoce este tratamiento, “no está libre de riesgo: Puede generar reacción y hay poca experiencia en ébola”, agregó.

Fuente: ABC