Entre los importantes detalles revelados se mencionan que el impacto del tren se produjo a 179 kilómetros por hora (más del doble de la velocidad permitida en el tramo del accidente) y no a 153 como se dijo inicialmente.

Según el primer relato oficial de lo sucedido, el maquinista circulaba a 199 kilómetros por hora, velocidad habitual y permitida en ese tipo de trenes, cuando se aproximaba a la estación gallega de Santiago.

Dos minutos antes del descarrilamiento, recibió la llamada del interventor de la compañía Renfe. Unos 30 segundos después de iniciar la conversación, se dio la primera señal al conductor que alerta la proximidad de una curva pronunciada de velocidad reducida a 80 kilómetros por hora.

Sin embargo, el maquinista Francisco José Garzón mantuvo la velocidad en 199 kilómetros por hora. El diálogo con el interventor se prolongó durante 1 minuto y 40 segundos y finalizó 11 segundos antes del accidente.

A 1,4 kilómetros de la curva del descarrilamiento, otro aviso le indicó que se aproximaba a un tramo limitado a 80 kilómetros por hora, pero el tren circulaba a 195. Cuatro segundos después, Garzón activó el freno de emergencia, pero ya era demasiado tarde. Finalmente, el tren descarriló a 179 kilómetros por hora.

Fuente: Infobae