Los republicanos se opusieron en bloque, aunque con diferentes razonamientos, al fallo del Tribunal Supremo de Estados Unidos que legaliza el matrimonio homosexual en todo el país.

El favorito entre los aspirantes republicanos para las elecciones presidenciales de 2016, el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, no mostró su oposición al derecho de las personas del mismo sexo a contraer matrimonio, y centró en cambio su crítica en el hecho de que el Supremo no permita a los estados legislar sobre el asunto.

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“Creo que el Tribunal Supremo debería haber permitido que los estados tomaran su decisión (sobre el matrimonio homosexual)”, aseguró en un comunicado Bush.

“También creo que deberíamos amar a nuestro vecino y respetarnos los unos a los otros”, matizó Bush, que pidió que se respete la libertad religiosa y el derecho de libre conciencia sin discriminar a los demás.

Los republicanos más moderados criticaron la decisión del Supremo por sobreponerse sobre las decisiones legislativas de los estados que decidieron prohibir expresamente el matrimonio homosexual, algo que desde hoy es inconstitucional.

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En términos más radicales se pronunció el también aspirante presidencial republicano Mike Huckabee, quien dijo que la decisión del alto tribunal es un ejemplo de la “tiranía judicial” de un “tribunal imperial”, haciendo un paralelismo con los tiempos del colonialismo británico.

“Esta decisión no es sobre igualdad matrimonial, es sobre redefinir el matrimonio. El Tribunal Supremo no puede revocar la ley de la gravedad ni las leyes de la naturaleza y de Dios sobre el matrimonio”, opinó el ex gobernador de Arkansas.

El senador por Florida Marco Rubio, otro de los favoritos en la contienda republicana por la nominación, consideró que esta decisión “altera el proceso político que ha estado en marcha a nivel estatal durante años”.