“Sólo he asesinado a malas personas”, dijo sobre su deriva criminal. Contó que se mudó a Carolina del Norte con el objetivo de dejar atrás sus problemas mentales. Pero unos días después de su boda se mudó con su esposo y su hija de dos años a Pensilvania.

Allí se cebó aparentemente con Troy LaFerrara, ultimado de 20 puñaladas y por cuyo asesinato no parece sentir remordimientos pese a su crueldad. Ella lo citó en un centro comercial y le ofreció sexo a cambio de 100 dólares en metálico.

Miranda también contó que su tío abusó sexualmente de ella en Alaska cuando apenas tenía cuatro años. La joven atribuye este hecho sus problemas psicológicos y su iniciación en una secta satánica, cuyo líder abusó de ella cuando tenía 13 años de edad.

Fuente: ElMundo.es