Los médicos del St. Joseph’s Hospital Health Center, en Siracusa, Nueva York, se llevaron una increíble sorpresa cuando estuvieron a punto de extirpar los órganos de una paciente a la que dieron por muerta pero que, repentinamente, abrió los ojos minutos antes de que comenzaran con la operación.

Colleen Burns, de 41 años, ingresó en el centro hospitalario en 2009 a causa de una sobredosis de pastillas, tal y como recoge el portal Syracuse.com. Los médicos aseguraron que tenía un daño cerebral irreversible y que no había nada que hacer por su vida, por lo que acordaron desconectarla y donar sus órganos.

Sin embargo, ahora se supo que los médicos cometieron un error en el diagnóstico de la paciente por lo que el Departamento de salud estadounidense ha decidido sancionar al hospital con una multa de 22 mil dólares.

Esta multa, que es la mayor impuesta a un centro hospitalario de Nueva York desde 2002, fue dada al considerar que el personal sanitario no ofreció un tratamiento adecuado ni llevó a cabo las pruebas necesarias, como escáneres cerebrales, para un buen diagnóstico.