El Gobierno de Estados Unidos utilizó programas de ayuda sanitaria y desarrollo en Cuba con la participación de jóvenes latinoamericanos que, además de proveer información sobre estos asuntos, ofrecían a los ciudadanos cubanos herramientas para un cambio político en la isla.

La portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Jen Psaki, reconoció que dichos programas, en concreto uno referido a concienciar y prevenir sobre el virus del VIH, tenían “propósitos secundarios” relacionados con la promoción de la democracia, aunque negó que se trataran de “programas secretos”.

Medios norteamericanos publicaron que el Gobierno estadounidense había estado llevando a cabo estas prácticas con jóvenes provenientes de Perú, Costa Rica y Venezuela con el propósito de promover un cambio político en La Habana.

“El Congreso conoce nuestros esfuerzos por promover cualquier tipo de compromiso en la sociedad civil en países que no tienen los beneficios de las sociedades abiertas, como Cuba. Había un beneficio secundario aquí y era proveer información sobre estos programas”, aseguró la portavoz al ser interrogada en su rueda de prensa diaria.

Aunque se desconocen las fechas exactas en las que se ejecutaron dichos programas de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), al menos una docena de jóvenes latinoamericanos participaron en el proyecto a través de los seminarios para prevenir el VIH, y continuaron haciéndolo a pesar de la detención en Cuba del subcontratista estadounidense Alan Gross, en 2009.

Gross estaba contratado precisamente por la USAID y viajó a Cuba con el propósito de montar una red de Internet que escapara del control del Gobierno cubano, pero fue detenido por las autoridades de La Habana y condenado a 15 años de prisión acusado de espionaje.

Fuente: EFE