Las autoridades estadounidenses están perdidas, según lo reconocen. No tienen una línea de investigación concreta y ni siquiera un sospechoso.

Dos artefactos, y ninguno más, explotaron en la línea de meta del maratón, con 12 segundos de diferencia, matando a tres personas e hiriendo a 183.

Uno de los explosivos era una olla a presión oculta en una mochila negra, según explicó el FBI y publica la cadena estadounidense CNN. El dispositivo también tenía en su interior clavos, bolas de hierro que actuaron de metralla.

La segunda bomba también se encontraba en un recipiente de metal, pero aún no hay pruebas suficientes para determinar que se trataba de una olla a presión, según la agencia.

Los investigadores se preguntan si el autor de la matanza es un “lobo solitario” puesto que las bombas podrían haber sido colocadas por un solo hombre. Las piezas recuperadas hasta el momento sugieren que los dispositivos llevarían seis litros cada uno, según explicó una fuente de la policía de Boston a CNN.

Por otra parte, los médicos que atendieron a los heridos encontraron muchas piezas metálicas que sugieren que el autor del atentado quería maximizar el sufrimiento.

Las autoridades han recibido miles de fotos digitales y vídeos para intentar identificar a quien colocó los explosivos en Boylston Street. “Alguien sabe quién lo hizo”, aseguró el agente especial a cargo de la oficina de Boston del FBI, Rick DesLauriers, “por eso la cooperación de la comunidad es crucial en esta investigación”.

Todos estos restos han sido enviados al laboratorio nacional del FBI en Virgini, donde los técnicos están tratando de reconstruir los dispositivos para obtener más pistas.

Fuente: EL Mundo