El joven dijo a sus interlocutores que hace un mes “tenía una familia, una casa en el paraíso y vivía con gran confort”, antes de denunciar la trama masiva de espionaje de los servicios secretos de EEUU.

El fugitivo justificó su actuación porque, dijo, esos actos violan la ley y la Constitución de EEUU y considera que “lo inmoral no se puede hacer moral mediante el empleo de leyes secretas”.

Aseguró que “hice lo que creía justo, no buscaba enriquecerme” ni “vender secretos de EEUU” y que no pactó “con ningún gobierno extranjero para garantizar mi seguridad”. Tras reconocer que la decisión de sacar a la luz el espionaje le salió cara, manifestó que “era lo que tenía que hacer y no lo lamento”.

Snowden denunció la persecución de que es objeto y el hecho de que EEUU haya “amenazado con sanciones a los países que defienden mis derechos”.

Y agregó que EEUU “dio el paso sin precedentes de ordenar a sus aliados militares que hicieran aterrizar el avión de un presidente latinoamericano para buscar a un refugiado político”, en referencia al boliviano Evo Morales.

“Esta escalada peligrosa representa una amenaza no sólo para la dignidad de Latinoamérica, sino para los derechos básicos compartidos por cada persona, cada nación, de vivir libres de la persecución y de buscar y gozar de asilo”, añadió Snowden.

De Rusia, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, que le ofrecieron asilo, aseguró que “tienen mi gratitud y respeto por ser las primeras en situarse contra las violaciones de los derechos humanos llevadas a cabo por los poderosos en lugar de por los no poderosos”.

Estos países, dijo “se han ganado el respeto del mundo. Tengo intención de viajar a cada uno de ellos para expresar mi agradecimiento personalmente a sus pueblos y a sus líderes”.

Fuente: EFE