Cuando voló desde Nueva York a Washington esta semana para discutir la transición del poder con el presidente saliente, Barack Obama, usó su propio y lujoso avión enchapado de oro, al que llama cariñosamente “T-Bird” y que adquirió en 2011 por 100 millones de dólares.

Pero después de la toma de posesión como el presidente número 45 de Estados Unidos (USA) en enero, Donald Trump tendrá que renunciar a su propio avión – con su cine y baño enchapado en oro y cinturones de seguridad – y volar por todo el país y en el extranjero en el avión asignado a los mandatarios de ese país.

Esto se debe a que la aeronave Air Force One está especialmente equipada con equipos que permiten que el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas pueda usarlo como centro de mando móvil en caso de un conflicto o desastre natural.

De hecho, hay dos modelos de Air Force One. Son dos Boeing 747 idénticos que llevan los códigos 28000 y 29000 en la cola. Se les da la designación especial VC-25A y vuelan en USA y todo el mundo bajo estrictas medidas de seguridad.

Asimismo, el vicepresidente electo, Mike Pence, también tendrá su propia Boeing C-32, que está equipado para ser un centro de mando móvil en caso de muerte súbita del Presidente de Estados Unidos. Se le conoce como el Air Force Two.

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