“¿Puedo tocarlo?”, le preguntó la presidenta argentina, Cristina Fernández, al papa Francisco, quien respondió con un beso, mostrando distensión e informalidad en su primera audiencia en el Vaticano.
“Sí, puede tocar, puede”, le respondió el papa, tras lo cual la mandataria lo tomó del brazo diciendo, “¿Puedo tocar? Bueno, gracias”.
A este imprevisto, el sumo pontífice la saludó con un beso en la mejilla. “Nunca un papa me había besado”, exclamó la jefa de Estado, sonriente.
El primer encuentro entre Fernández y Jorge Mario Bergoglio mostró un cambio notable respecto a la tensión y los altibajos que tuvo la relación entre ambos.