“Quizá no te lo pueda decir nunca más: te amo”, le envió la joven Shin Young-jin a su madre. Shin estuvo finalmente entre los pasajeros rescatados.

La historia de Kim Woong-Ki, de 16 años, no tuvo final feliz. Buscó consuelo en su hermano mayor, cuando el barco ya había volcado. “No te preocupes y haz lo que te digan que tienes que hacer. Vas a salir de allí”, le dijo el joven. Kim está ahora desaparecida.

“Papá, no te preocupes. Tengo un chaleco salvavidas y estamos resguardados todos juntos”, envió por SMS otro pasajero de 18 años. “Aunque el rescate está en marcha, sal por tu cuenta si puedes”, le contestó su padre. El joven está entre los 287 pasajeros que no pudieron abandonar el buque.

Algunos de los mensajes transmiten tranquilidad, otros son pura desesperación. Pero en todos los casos permiten atisbar lo que han sentido los pasajeros, en su mayoría jóvenes estudiantes de secundaria que participaban de un viaje recreativo de cuatro días. Eran los momentos previos al final.

“Papá, no puedo salir porque el barco está muy inclinado, y no puedo ver a nadie en el pasillo”; “Parece que vamos a morir. El barco se está inclinando”; “Hay varias personas a bordo. Todavía no han muerto, así que, por favor, difunde este mensaje”, son otros ejemplos.

Fuente: Infobae.com