Aunque este martes 08 es festivo en Corea del Norte, esbozar una sonrisa o hablar alto en público son acciones vetadas durante el vigésimo aniversario de la muerte de Kim Il-sung, el fundador del país y considerado un “padre” por sus ciudadanos.

Desde tal día como hoy en 1994 los norcoreanos perdieran a su primer líder. Ante ello, el 8 de julio “está prohibido sonreír, levantar la voz en la calle, beber alcohol o bailar, aunque nadie se plantearía hacerlo porque todo el país está de luto”, explica a Efe la refugiada norcoreana y activista Park Yeon-mi, de 21 años.

Mientras, la televisión estatal norcoreana dedicaba el día a emitir la solemne ceremonia oficial en honor al designado “presidente eterno”, así como documentales sobre su vida y obra glorificadas con narraciones entre el mito y la ficción por la incesante maquinaria propagandística del régimen.

El culto a la personalidad de Kim Il-sung llega hasta tal punto que, al igual que cada 8 de julio y 15 de abril ,el aniversario de su nacimiento, el régimen trata de minimizar los habituales cortes de luz en el país para que todos los norcoreanos puedan disfrutar del maratón televisivo de eventos y documentales sobre el añorado dirigente.

Corea del Norte dedica al fallecido “gran líder” más de 34.000 estatuas en todo el país, a cuyos pies los ciudadanos depositan habitualmente flores, mientras su cuerpo se expone embalsamado dentro de una vitrina en el Palacio del Sol de Kumsusan, en Pyongyang.

Fuente: EFE