Tomas aéreas captadas a través de satélites indican que Corea del Norte expande sus campos de trabajos forzados, denunció Amnistía Internacional (AI), al condenar tales prácticas en contra de los derechos humanos, según reporte de la cadena Deutsche Welle.

Durante nueve años, Kim Young Soon vivió en el infierno, como prisionera del campo de trabajos forzados número 15, en Yodok. Su crimen fue haber conocido un episodio escabroso de una amiga suya con el exdictador norcoreano Kim Jong Il. Por eso, tanto Young Soon como su familia fueron aislados del resto de la sociedad.

Las consecuencias fueron fatales. Los padres de la prisionera murieron de inanición. Su hijo se ahogó, y a su esposo no lo ha visto desde que fue liberada, en 1989.

Kim Yung Soon vive hoy en Seúl, y al contar su historia, contribuye a reconstruir la realidad cotidiana en los campos de trabajos forzados de Corea del Norte. Ella es una de los dos testigos a los cuales AI da voz, a través de un informe publicado en la víspera.

SITUACIÓN DE LOS CAMPOS

Junto con estos testimonios, AI publicó fotografías aéreas de dos gúlags: los campos 15 y 16, en Yodok y Hwasong.

Estimaciones de 2011 señalaban que tan solo en el Campo 16 estaban internadas cerca de 20.000 personas, y la tendencia parece crecer.

El Campo 16 tiene una extensión de 560 kilómetros cuadrados. Ahí, los internos son obligados a realizar trabajos en actividades como la agricultura y la minería. Ese campo alberga a unos 50.000 prisioneros en 40 bloques ruinosos, más otros cinco de construcción reciente, según el informe de AI.

Se desconoce exactamente cuántas personas son sometidas a reclusión en condiciones inhumanas o degradantes, por designios del régimen norcoreano. Estimaciones independientes dicen que podrían ser hasta 200.000.

Oficialmente, dichos campos de trabajos forzados no existen. El gobierno de Corea del Norte niega sistemáticamente que cuente con tales centros de reclusión.

Fuente: Andina