Un tierno beso de despedida es el protagonista de esta historia. Mario, de 54 años de edad, trabajó durante varios años en el zoológico de Róterdam (Países Bajos) cuidando a los animales y limpiando sus recintos.

Cuando el hombre se enteró de que le quedaban apenas unas semanas de vida, producto de un cáncer, pidió su último deseo: despedirse de los animales a los que tanto apreciaba.

Con la ayuda de una organización benéfica, Mario en una cama de hospital portátil recorrió todo el zoológico y se detuvo en la zona de las jirafas.

Una de ellas, lo reconoció y se dio cuenta de que al hombre le pasaba algo malo y, en una conmovedora escena, se acercó al moribundo y le dio un beso de despedida. Tras este momento especial, Mario se despidió de sus colegas.