El Gobierno chino ha desplegado un enorme operativo policial y militar en Pekín para evitar cualquier acto que recuerde o conmemore la masacre de Tiananmen, de la que este miércoles se cumplen 25 años, y que puso fin a casi siete semanas de protestas estudiantiles y obreras que pedían libertad y democracia.

La plaza de Tiananmen, el centro de aquellas manifestaciones, amaneció abarrotada de policías y de militares, que controlan a todo aquel que acuda a visitar el emblemático lugar, según informó la agencia Efe.

Para acceder al enclave, cualquier visitante debe pasar por un arco de seguridad así como someterse a un registro policial, en el que se demanda toda la documentación, en una de las garitas de seguridad que fueron instaladas en la capital después del atentado ocurrido en octubre del año pasado, cuando un coche invadió la acera en Tiananmen y arrolló a los viandantes, provocando cinco muertos.

La prevención de las autoridades respecto al aniversario es tal que el número de agentes de seguridad superaba en número al de los propios turistas, chinos o extranjeros, que se hacían fotos en la plaza o frente al retrato de Mao a las puertas de la Ciudad Prohibida, ajenos a la sensible efeméride.

EFE