Al menos 35 personas murieron y 166 resultaron heridas, 65 de gravedad, por la explosión este viernes de un oleoducto en la ciudad costera de Qingdao, en el este de China, informaron las autoridades locales a la agencia oficial Xinhua.

El gobierno local ha descartado que se trate de un ataque orquestado, mientras la Administración Estatal para la Seguridad ha enviado a un equipo de trabajo al lugar de la catástrofe para ayudar a los grupos de rescate.

El presidente chino, Xi Jinping, pidió el “máximo esfuerzo” en la búsqueda de sobrevivientes, y también urgió a las autoridades locales a que “no cesen en sus esfuerzos de rescatar a los heridos, encontrar las causas del accidente y reforzar la seguridad”.

Algunos residentes de las localidades cercanas, señala Xinhua, “han sido evacuados por miedo a que ocurra una segunda explosión”, mientras los hospitales próximos, como el del distrito de Huangdao, están saturados por la llegada de heridos (más de 50, según este centro).

El Gobierno local ha pedido calma a los habitantes de las zonas vecinas asegurando que por ahora no hay indicios de que el suceso haya generado contaminación en la región, próxima al mar, informó la agencia EFE.