El régimen militar del dictador chileno Augusto Pinochet (1973-1990) dispuso de toxinas botulínicas capaces de eliminar a miles de personas, según reveló la exdirectora del Instituto de Salud Pública de Chile (ISP), Ingrid Heitmann, en declaraciones exclusivas a la agencia de noticias DPA.

Los químicos, que permanecieron en secreto por 27 años en un subterráneo del ISP junto al Estadio Nacional de Santiago, fueron descubiertos e incinerados en 2008, sin informar al gobierno de Michelle Bachelet o a la Justicia, admitió este jueves Heitmann, que estuvo al frente del ISP entre 2007 y 2010.

“Eran dos cajas llenas de ampollas con toxina botulínica, suficientes para matar a la mitad de Santiago”, dijo la profesional, quien luego matizó su afirmación. “Se podía matar a muchísimos, pero no sé cuántos”.

De hecho, un adulto de 70 kilos muere si se le inyecta 0,15 picogramos de la toxina. Cada picogramo equivale a apenas la billonésima parte de un gramo. La toxina también puede ser suministrada oralmente.

La botulina, que desde hace pocos años tiene usos cosméticos, es una neurotoxina elaborada por una bacteria denominada Clostridium botulinum que provoca parálisis muscular progresiva y que como arma de destrucción masiva está prohibida por las Convención de Ginebra y la Convención sobre Armas Químicas.

La dictadura de Pinochet, bajo la cual 38 mil personas fueron torturadas, desaparecidas o ejecutadas, según informes oficiales, utilizó diversas formas de exterminio. Asimismo, ejecutó asesinatos o intentos de homicidio en Buenos Aires, Roma y Washington, desplegando el uso de civiles, armas convencionales, bombas y químicos.

Fuente: Infobae.com