Un equipo del CSIC ha encontrado el mecanismo por el que las hembras de lubina se convierten en machos al aumentar la temperatura. El efecto estaría relacionado con el silenciamiento de una enzima responsable de la formación de los órganos femeninos.

Los investigadores sometieron a dos grupos de larvas de lubinas a diferentes temperaturas durante las primeras semanas de vida, comprobando que en algunos casos las hembras se convertían en machos.

Los resultados mostraron que con el incremento térmico se inhibía la formación de aromatasa, una enzima que convierte los andrógenos en estrógenos, los cuales son esenciales en el desarrollo de los ovarios de los peces.

De esta forma, si el animal está sometido al incremento de temperatura antes de la formación de los órganos reproductores, tiene mayor probabilidad de crecer como un individuo macho a pesar de que en su información genética se indique lo contrario.

Este fenómeno por el que la temperatura ambiental influye en la determinación del sexo es común en muchas especies de peces y reptiles.

“Esta influencia se acentúa más en algunos casos, en los que el hecho de que haga más o menos calor se impone a la información genética escrita en el ADN”, explica el investigador del CSIC, Francesc Piferrer, del Instituto de Ciencias del Mar y participante en el estudio.