Philipp Lahm, capitán alemán, recogió el trofeo de la Copa del Mundo de manos de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que en compañía del presidente de la FIFA; Joseph Blatter, recibió una sonora pitada en el momento en que se situaron por delante del palco para entregar los premios.

En un palco con diez jefes de Estado, el capitán alemán alzó el trofeo al cielo para júbilo de los aficionados alemanes, que lograron acallar las muestras de descontento con Rousseff y Blatter.

Previamente, los futbolistas de la selección argentina subieron al palco a por una medalla que les supo a condena. A Leo Messi que ya había recibido el premio al Mejor Jugador del Mundial, no le cambió el gesto ni ese galardón. Otros, como Fernando Gago y Javier Mascherano no encontraron consuelo posible y lloraron sobre el césped.

Fuente: EFE