Huachi, huacho o huachito es un perro mestizo que cada día espera en una avenida de Cochabamba, Bolivia, el retorno de su amo.

Según los vecinos del lugar, su dueño era un joven estudiante que todos los días pasaba por la calle Papa Paulo, en motocicleta, siguiendo su ruta habitual hacia la universidad. El perro siempre corría detrás de él escoltándolo.

El idilio acabó, cuando un taxi atropelló al muchacho y éste falleció durante el traslado al hospital. Desde entonces, Hachi ha hecho de la avenida su hogar.

Al principio, el animal aullaba y ladraba desesperadamente cada vez que veía pasar una motocicleta, pensando que se trataba de su amo, contó Román Bilbao Luján, propietario de una tienda local, a la agencia de noticias EFE.

Varias personas han intentado adoptarle, incluidos los familiares de su difunto amo, que se lo llevaron a su casa en el otro extremo de la ciudad. Sin embargo, Hachi siempre escapa y vuelve a su esquina a esperar a su dueño.