El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, despidió a los más altos mandos militares después de que llovieran ositos de peluche con mensajes en contra de su autoritario gobierno y en apoyo a los derechos humanos.

La peculiar protesta fue idea de dos ciudadanos suecos, dueños una agencia de publicidad, que pilotearon un avión ligero e ingresaron en el espacio aéreo del país,que está fuertemente resguardado, y lanzaron 879 osos de peluche en paracaídas con mensajes de apoyo a la libertad de expresión.

“Apoyamos la lucha bielorrusa a favor de la libertad de expresión” o “Libertad de expresión ya”, decían algunos de los carteles que llevaban los ositos.

Las autoridades de la antigua nación soviética negaron la protesta del 4 de julio pasado hasta más no poder, mientras los medios de comunicación informaban lo que había sucedido. Pero no fue hasta que las fotos aparecieron en Internet que la censura del Gobierno cayó y Lukashenko, furioso, convocó a una reunión la semana pasada. Corrió sangre.

Las cabezas del general Igor Rachkovski, jefe nacional de Control de Fronteras y del General Mayor Dmitry Pakhmelkin, comandante en jefe de la Fuerza Aérea rodaron por “incumplimiento del deber”, al no haber hecho nada para impedir una “provocación” como esta.

El líder bielorruso, considerado el “último dictador de Europa’‘, no se quedó conforme y lanzó durísimas advertencias a otros cinco altos mandos de sus Fuerzas, incluidos el ministro de Defensa, Yury Zhadobin; el jefe del Consejo de Seguridad, Leonid Maltsev y al jefe de los Servicios de Seguridad de la KGB Vadim Zaitsev. No en vano Lukashenko gobierna su país con mano de hierro de 1994.

Fuente: Clarín