Sharrouf nació en Australia en febrero de 1981 y sus padres son libaneses; tuvo una relación violenta con su padre y pasó la mayor parte de su juventud entrando y saliendo de los tribunales locales.

Los detalles de la adolescencia de Sharrouf se revelaron en los documentos judiciales de la sentencia que pronunció el Tribunal Supremo de Nueva Gales del Sur en 2009, cuando fue acusado por terrorismo. Se supo que fue expulsado de la secundaria por su conducta violenta y “pronto lo arrastraron las malas compañías”.

Compareció ante los tribunales por varios cargos entre 1995 y 1998; en esa época también consumía anfetaminas, LSD y éxtasis con regularidad. Según los documentos, este terrorista padece de esquizofrenia y es probable que las drogas hayan sido un “factor importante” para que se desencadenara este mal.

Khaled Sharrouf fue uno de los nueve presuntos terroristas a los que detuvieron tras una serie de ataques contra casas y negocios durante la Operación Pandanus, una investigación de los planes de llevar la guerra santa a Australia.

Se declaró culpable de poseer baterías y relojes sabiendo que los usarían para fabricar explosivos para un acto terrorista. Sin embargo, la audiencia de Sharrouf se pospuso cuando determinaron que no era apto para someterse a juicio a causa de una enfermedad mental.

En noviembre de 2007, el tribunal designó a un especialista, quien indicó que este hombre sufría de “una exacerbación aguda de la esquizofrenia”. Le administraron medicamentos y a principios de 2009 se consideró que había presentado una “recuperación notable”.

Después de su liberación y tras la publicación de esta foto de su hijo está claro que Sharrouf no ha abandonado la ideología que lo llevó a prisión.

Fuente: CNN