El perrito fue diagnosticado por los veterinarios de intoxicación por etilenglicol y el único tratamiento inmediato para evitar la muerte del can era embriagarlo.

Como el alcohol puede separar los compuestos químicos del refrigerante y así permitir que sea expulsado del cuerpo del perrito, los veterinarios dieron de beber a Charlie unos 700 mililitros de vodka durante dos días a través de una sonda.

La mascota terminó borracha, pero con vida y para su dueña, Jacinta Rosewarne, el proceso de rescate de Charlie ha sido algo “angustiante” pero al mismo tiempo “gracioso”, pues luego de beber tanto vodka, el perrito iba por ahí tambaleándose y vomitaba de vez en cuando, como cualquier borracho.

Fuente: Publimetro.col