“Tenemos que trabajar antes, durante y después de que una crisis como esta suceda para salvar miles de vidas (…) El aprendizaje no está terminado”, dijo Valerie Amos, representante de las Naciones Unidas para Labores Humanitarias y de Emergencia, en un acto en Tailandia.
Las naciones más afectadas fueron Indonesia, con 170 mil muertos y desaparecidos, la gran mayoría en el norte de las isla de Sumatra; Sri Lanka, con 30 mil; la India, con 16 mil; y Tailandia, con 8.200.
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Un seísmo de 9,1 grados de magnitud formó el tsunami en Indonesia y este atravesó el Océano Índico y causó muertes en 14 naciones, algunas tan distantes del archipiélago indonesio como Somalia, Kenia, Tanzania o Sudáfrica.
La mezquita de Baiturrahman, también conocida como la gran mezquita de Banda Aceh, capital de la provincia de Aceh y “zona cero” del tsunami, se ha convertido estos días en lugar de peregrinación y rezos de familiares de las víctimas y supervivientes.
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Este edificio religioso del siglo XIX fue uno de los pocos que se mantuvo en pie y sirvió de refugio para los damnificados en los días posteriores a las olas gigantes.
La catástrofe en esa parte de Indonesia fue de tal magnitud que determinó la firma de la paz entre la guerrilla independentista musulmana y el Gobierno, tras décadas de lucha armada.
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Decenas de organizaciones internacionales acudieron en auxilio de Aceh, con más de 200 mil casas destruidas y 560 mil desplazados, y se dedicaron a la emergencia 6.700 millones de dólares.
En Malasia, las extensas inundaciones que afectan al norte del país y que han obligado a evacuar a 100 mil personas han eclipsado este aniversario de la tragedia, que aún causa pesadillas a sus supervivientes.
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La India y Sri Lanka recordaron también a sus víctimas con ofrendas en el mar, banderas negras y un viaje especial del tren ceilanés en el que murieron 1.700 personas arrastradas por la ola gigante.
Fuente: EFE