Polémica y consternación ha causado en la condena de una mujer de 27 años que sufrió un aborto espontáneo y fue condenada a ocho años de prisión. Ahora decenas de organizaciones exigen su liberación, pues consideran que hubo una injusticia.

La historia de Belén empieza en 2014 cuando fue al hospital de Tucumán porque tenía un sangrado irregular, al revisarla los médicos indicaron que tuvo un aborto y la culparon por ello.

Mientras se recuperaba, trabajadores del hospital encontraron un feto en un baño, lo llevaron con la mujer y dijeron que era de ella, lo que dio inicio a su tortura.

“Un enfermero me trajo el feto en una cajita y me insultó por lo que le había hecho, yo le decía eso no era mío y me decía ‘mira éste es tu hijo’ sin ningún análisis de ADN que comprobara la relación entre el feto”. Entonces, médicos y policías la denunciaron por abortar, lo que en Argentina constituye un delito si no fuera el caso de una violación sexual o peligro de muerte para la madre.

Después de dos años de estar detenida, un tribunal integrado solo por hombres, la condenó a ocho años de prisión.

Integrantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito exigieron en un comunicado la nulidad del proceso y la inmediata excarcelación de la víctima.

Explicaron que las autoridades violaron de modo absoluto el derecho de Belén a la salud, a estar libre de torturas y malos tratos, su derecho a la confidencialidad, a la no violencia y al debido proceso.

La mujer fue denunciada por aborto y luego por homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía pese a que no existió en la etapa de investigación prueba de ADN que demuestre la filiación.

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