Lucía Pérez tenía apenas 16 años y cursaba último grado de secundaria. Su brutal asesinato (fue violada y empalada hasta morir por sus asesinos) es el último caso de feminicidio que indigna a toda la .

La funcionaria María Isabel Sánchez informó que Lucía Pérez fue drogada con marihuana y cocaína, tras lo cual fue “violada vía vaginal y anal, no sólo con el pene del hombre que lo hizo sino también utilizando un objeto romo, como pudo haber sido un palo”.

Eso, según aseguró en declaraciones a la BBC de Londres, “motivó el reflejo vagal que mató a Lucía”; el empalamiento por el que miles de mujeres en Argentina están convocando nuevas marchas contra la creciente violencia de género.

El caso de Lucía Pérez, que fue esta semana en la ciudad playera de Mar del Plata, se produjo solo días después de que una protesta de decenas de miles de mujeres en Rosario fuese reprimida con balas de goma y gases lacrimógenos.

El cuerpo de Lucía Pérez fue dejado en un hospital de Mar del Plata, recién bañado y vestido, como si los agresores hubiesen intentado mitigar las consecuencias de sus actos.

Sin embargo, los morados y pruebas de ADN al cuerpo, así como a los bienes incautados, probaron una “agresión sexual inhumana”. Según la familia, Lucía fue “entregada” a uno de los agresores por una compañera de la secundaria.

La fiscal sospecha, no obstante, que Lucía Pérez mantenía una relación de amistad o amorosa con el presunto agresor. Tras la conmoción inicial por el horrendo asesinato, se produjeron los primeros arrestos.

Matías Farías, de 23 años, y Juan Pablo Offidani, de 41, fueron arrestados el domingo en la casa donde se cree ocurrieron los hechos un día antes. La fiscal ordenó la detención de un tercer agresor.

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