Lidia Pankiv, de 24 años, es una de las muchas jóvenes que formaba parte de un escudo humano que los manifestantes realizaban en cada protesta con la intención de que la policía detenga su violencia hacia ellos.

En uno de los enfrentamientos, la joven ucraniana estaba hablando por teléfono, pero como había mucho ruido gritó su número telefónico. No se percató de que muy cerca estaba uno de los policías.

Horas después, ella esperaba una llamada de las personas a quien les gritó su número, pero en lugar de ello, recibió un mensaje de un teléfono desconocido.

“A pesar de toda conmoción, me acordé de su número telefónico cuando se lo dio a su amigo. Yo ni siquiera sé su nombre. Yo estaba de pie en la noche con un escudo frente a usted. Cuando nos dejó avanzar, me di cuenta de que me quiero casar con usted. Andrei”, decía el primer mensaje.

Lidia no tenía ni idea de quién provenía el mensaje, pero aceptó reunirse con el desconocido pues la intención que ella tenía era convencerlo de que estaba en el ‘lado equivocado’ de las manifestaciones.

“Me sorprendió mucho el mensaje y no sé por qué accedí al encuentro, la verdad yo no esperaba quedar enamorada de él”, aseguró Pankiv.