El joven germano-iraní de 18 años que el viernes 22 , su ciudad natal, era un estudiante obsesionado con la violencia y las matanzas y actuó sin ningún tipo de motivación terrorista o islamista, según la investigación de la Policía y la fiscalía alemanas.

Tras la alerta antiterrorista desatada después del tiroteo en la capital de Baviera, la Policía sigue investigando qué empujó al joven, identificado como , a coger una pistola y lanzarse a disparar primero en una hamburguesería, luego en la calle y finalmente en un centro comercial.

Según explicó en rueda de prensa el jefe de la Policía de Múnich, Hubertus Andrä, en el registro de la habitación del chico, que vivía con su familia y presuntamente había sufrido trastornos depresivos, no se ha hallado ningún indicio que lo relacione con la organización terrorista Estado Islámico (EI).

Tampoco hay nada que apunte a motivaciones políticas o religiosas pero sí recortes de periódico sobre grandes operaciones policiales y libros sobre actos de violencia y matanzas.

Obsesionado con las matanzas

El ministro de Interior, Thomas de Maizière, confirmó que encontraron documentos sobre Anders Behring Breivik, el noruego que ayer hace justo cinco años asesinó a 77 personas, y sobre Tim Kretschmer, el joven de 17 años que en 2009 mató a quince personas en su antiguo colegio en de Winnenden (suroeste de Alemania) y luego se suicidó.

Estos documentos no desvelan los motivos del tirador de Múnich, según los investigadores, pero atestiguan su fijación con este tipo de matanzas.

La policía asume que se trató de un caso “clásico” de “Amok”, una palabra corriente en alemán y que se encuentra también recogida en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: “Entre los malayos, ataque de locura homicida”.

El joven, sin antecedentes penales, actuó solo y se investiga si pirateó una cuenta de Facebook de una tercera persona para invitar a tomar algo a conocidos en el McDonalds donde comenzó su ataque.

El chico fue grabado en una azotea gritando y, según la transcripción del diario “Süddeutsche Zeitung”, se define como alemán, de un barrio de Hartz IV (con alto porcentaje de receptores de ayuda social) y afirma: “Por vosotros he sufrido ‘mobbing’ (acoso laboral) durante siete años; tuve que comprarme un arma y mataros a todos”.

La Policía no confirmó la existencia de vínculos entre el asesino y alguna de las nueve víctimas mortales, vecinas de Múnich de distintas nacionales; ocho de ellas tenían entre 14 y 20 años y la más mayor, 45.

Según el relato policial, tras el tiroteo el joven se suicidó con su pistola, una nueve milímetros con la numeración borrada, y en su mochila tenía aún cargadores con unas 300 balas.

Así fue el despliegue de seguridad tras la matanza