Según Pijama Surf, la libertad para votar, conducir un auto, tener un negocio, ganar dinero, etc., siguen siendo actividades propiamente masculinas.

La única alternativa a una realidad asfixiantemente masculina es literalmente disfrazarse de hombres o ‘burneshas’, una salida que consideran mejor que ser la esposa de un anciano.

Las burneshas no solo adoptan conductas masculinas, sino que en ocasiones cambian su nombre; lo más importante, y tal vez lo más demandante, de la transformación en burnesha es el voto de castidad al que deben someterse tradicionalmente.

En conclusión, no sólo se trata de casos de travestismo, sino de convertir una forma de opresión (la hegemonía masculina) en una forma de libertad.