Cuando vio que uno de ellos portaba una ametralladora y se acercaba a una base británica, le disparó sin dudar. Tuvo una puntería, o una suerte tan extraordinaria que, sin saberlo, le dio al interruptor que accionaba el chaleco-bomba que llevaba oculto.

Los seis yihadistas volaron por el aire y murieron al instante. Cuando los soldados británicos se acercaron a los cuerpos encontraron que, unos metros más allá, había escondida otra bomba. Posiblemente, iba a ser utilizada en un segundo atentado.

La identidad del héroe no fue revelada para preservarlo, pero el teniente coronel Richard Slack contó lo que pasó a The Daily Telegraph. “El francotirador le disparó y el hombre explotó. Hubo una pausa en la comunicación por radio, y luego dijo: ’Creo que acabo de dispararle a un atacante suicida’. El resto murió con la explosión”.

Ocurrió en diciembre de 2013 en Kakaran, al sur de Afganistán. La información fue desclasificada esta semana. Según el reporte oficial, el tirador anónimo utilizó un rifle L115A3. Con esa misma arma mató de un tiro a un talibán ubicado a 1.340 metros de distancia.

Las tropas británicas están realizando sus últimas operaciones en suelo afgano, ya que tienen planificado retirarse a fines de 2014. A partir de ese momento, las tareas de seguridad quedarán enteramente a cargo de las fuerzas locales.

Fuente: Infobae.com