Según se informó, la mujer, tomó un avión desde Amsterdam a Dar es-Salaam cuando ocurrió el incidente.

Lena Patterson y su amiga abordaron el avión, sentándose en sus lugares cuando se dieron cuenta que el hombre que estaba sentado junto a ellas se encontraba en muy malas condiciones, sudando y con un fuerte dolor de estómago.

La víctima se puso tan grave a bordo que necesitó de un doctor, pero fue demasiado tarde: murió en el aire. Las aeromozas cubrieron el cuerpo con una manta y decidieron tenderlo sobre tres asientos justo frente al lugar que ocupaba Patterson.

No fue hasta que Lena regresó de su viaje cuando decidió demandar a la aerolínea por hacerla convivir con el cadáver durante este vuelo, pero solo logró obtener la módica cantidad de 713 dólares, la mitad del total del boleto de avión.