, secretaria de , el máximo responsable de la propaganda nazi, protagoniza el documental ‘Una vida alemana’ en el que asegura que “no rompe el silencio para limpiar su conciencia” además de indicar que no se siente culpable de nada.

Brunhilde Pomsel fue testigo de los acontecimientos más oscuros de la historia de Alemania. Pasó tres años en el Ministerio para la Ilustración Pública y la Propaganda y cumplía órdenes directas del propio Goebbels, mano derecha de Adolf Hitler.

“No rompo mi silencio para limpiar mi conciencia. Ver la película es importante para mí, porque puedo reconocer ante el espejo todo lo que hice mal”, afirma Pomsel insistiendo que solo fue una simple trabajadora.

“No era una ávida nazi. Sencillamente no le importó [lo que el régimen nazi estaba haciendo] y miró para otro lado. Esa es su culpa”, afirma uno de los cuatro directores de la cinta, Florian Weigensamer, al diario estadounidense ‘The New York Times’.

La secretaria de Goebbels insiste en no haber sabido a qué se dedicaba exactamente la mano derecha de Adolf Hitler. De lo que sí tenía conocimiento era, por ejemplo, de la existencia de los campos de concentración, pero en aquel entonces creía que “no se quería que la gente fuera a la cárcel de forma inmediata, así que se llevaba a los campos de concentración para ser reeducada”.

Además, Pomsel asevera que quienes trabajaban para el régimen nazi estaban convencidos de que las autoridades enviaban a los judíos ‘desaparecidos’ a las aldeas de los Sudetes, región de Europa oriental ocupada por Alemania en aquella época.

“No me considero culpable a no ser que se culpe a todos los alemanes por hacer posible que aquel gobierno llegara al poder. No hay justicia, no hay dios. Pero lo que está claro es que el diablo existe”, remata.

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