El inglés John Haigh (1909-1949) fue un asesino en serie que se hizo conocido en la década de 1940 por asesinar a varias personas para robarle su dinero. Sin embargo, el rasgo más característico de sus crímenes fue que disolvía los cadáveres de sus víctimas en ácido sulfúrico, por ello sería conocido por el sobrenombre de “el asesino del baño de ácido”.

Fue detenido en febrero de 1948 y se le acusó por el asesinato de seis personas, aunque el asesino en serie confesó nueve crímenes. Sin embargo, su polémica existencia no terminaría en prisión pues encarcelado siguió haciendo noticia y fue el preferido de los diarios sensacionalistas.

Por ejemplo, el diario News of the World le pagó el abogado defensor a Haigh a cambio que escribiera en exclusiva su historia. En tanto el criminal hacía todo lo posible para que las autoridades lo declararan demente: aseguraba que tenía frecuentes pesadillas, que tenía obsesión por beber la sangre de sus víctimas e incluso bebió su propia orina delante de los guardias.

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También denunció y le ganó un juicio al diario Daily Mirror porque insistía en llamarlo “vampiro” y por señalarlo como culpable a pesar que el juicio aún no culminaba. Asimismo, Haigh permitió ser retratado por el Museo Madame Tussauds para que su figura sea exhibida en la llamada “cámara de los horrores”.

Sin embargo sus intentos fueron en vano porque la Fiscalía, con informes de peritos y especialistas, consideró que Haigh solo fingía su demencia. Fue condenado a pena de muerte y el 6 de agosto de 1949 ejecutaron la sentencia.