En el estudio se muestra que si los niños de pequeños quieren ser bomberos o las niñas peluqueras, profesiones estereotípicamente masculinas o femeninas, de mayores optarán por una profesión de este tipo. Eso sí, el estudio puntualiza que sólo un 6% de los niños acaba trabajando en la misma profesión con la que soñaban durante su infancia.
Los efectos de esta predisposición pueden ser negativos, de acuerdo al estudio, especialmente para las mujeres, ya que los empleos asociados típicamente con el género femenino (peluqueras, enfermeras, profesoras) están peor pagados.
Aunque los investigadores no han conseguido llegar a las razones por las cuales de pequeños queremos ser una profesión u otra, apuntan a que se debe a la influencia social, lo que vemos a nuestro alrededor y a diversas predisposiciones psicológicas.
Según el estudio, los padres no influyen, aunque hasta cierto punto. Sólo un 3% de los niños encuestados quería seguir la profesión de sus padres. Pero la influencia de los progenitores se manifiesta de otras maneras. Las madres con profesiones no estereotípicas tienen más probabilidades de que sus hijas opten por un trabajo no propiamente femenino, por ejemplo.
Además, otro de los resultados del estudio muestra que, en familias donde se reparten las tareas del hogar, las niñas tienden a soñar con empleos menos propios de su género.
La educación de los padres también afecta: A más educación de los padres, más alto aspiraban tanto niños como niñas.
Fuente: Noticias.lainformacion.com