A la hora de planificar la educación de los hijos hay multitud de aspectos a tener en cuenta y probablemente no existe una fórmula mágica a la que ceñirse. Sin embargo, sí existen algunas pautas que con carácter general pueden ayudarnos a mejorar nuestro esfuerzo educativo.

Algunos consejos sobre cómo educar a los hijos

Como decíamos, no hay recetas mágicas para educar, cada persona, cada entorno y cada circunstancia son singulares y obligan a personalizar cualquier consejo. Sin embargo con carácter general las manifestaciones de afecto y el establecimiento de límites claros son siempre claves en cualquier estrategia de educación.

Bajando a terrenos más concretos uno de los principales errores a evitar es el de comparar a nuestros hijos con modelos de comportamiento próximos: familiares, amigos,… Es fundamental aceptar a cada hijo con las virtudes y defectos que tiene. Y es fundamental cómo se lo transmitimos. La comunicación y el diálogo tienen gran importancia para que nuestros hijos comprendan y acepten las pautas educativas.

Los límites y normas deben ser también protagonistas en nuestra estrategia de educación. Nuestros hijos deben aprender que cuando se traspasan los límites hay consecuencias. Es esencial que las normas estén claras y aplicarlas, tanto en los castigos como en los premios, con sentido común.

Otra de las pautas irrenunciables en la educación de los hijos es la de formarles en la responsabilidad. Si queremos una sociedad adulta y responsable es obligatorio formar niños responsables. El entorno familiar y el propio hogar son un excelente campo de prácticas para progresivamente asignar tareas y compromisos a los niños. Como en casos anteriores, es necesario aplicar el sentido común para establecer dichas responsabilidades en función de las capacidades de cada niño.

En los últimos años se ha producido un giro radical en las pautas educativas, pasando del refuerzo negativo, el castigo, al refuerzo positivo, el premio. Está demostrado que se consiguen mejores resultados estimulando a los niños con premios que amenazándoles con castigos. No obstante, como decíamos anteriormente el castigo o la sanción aplicados con sentido común, deben existir cuando se sobrepasan los límites.

La coherencia es fundamental en la educación de los hijos, no sólo en el seno de la pareja, donde padre y madre deben compartir valores y códigos educativos, sino también en el resto de entornos del niño: colegio, familia, amigos.

Tratándose de niños, la forma es casi tan importante como el fondo. Por ello todas las pautas expuestas no servirán a sus objetivos si no van acompañadas de códigos de comunicación que faciliten al niño asimilarlas: predicar con el ejemplo, utilizar un clima educativo amable que genere seguridad en el niño, incorporar el estado de ánimo del niño, evitar abusar de la autoridad, etcétera.

A modo de conclusión si conseguimos educar a nuestros hijos en el respeto a sí mismos y a los demás, implícitamente les estaremos trasladando la mayoría de los valores expuestos.

Los consejos referidos son de carácter general, no obstante no son pocas las ocasiones en las que los padres se enfrentan a situaciones excepcionales en las que no saben cómo educar a los hijos y en las que no sirven las pautas expuestas. En estos casos el mejor consejo es el de buscar ayuda profesional.

Fuente: Zoomnews.es