Los mercados ya han bautizado el efecto que tendría una salida de Grecia del euro: lo llaman Grexit (Grecia+exit, salida en inglés). En español suena a piedra, a gres, pero mucho más duro que una piedra sería el impacto de ese proceso en la economía griega y también en las del resto de los países de la eurozona, sobre todo, en España e Italia.

Los analistas que han estudiado esa posibilidad describen escenarios de horror para Grecia: paro masivo, migración descontrolada, inflación desbocada, parálisis total de la banca, quiebra de las empresas, revueltas sociales, ascenso de extremismos políticos, e incluso, un golpe militar.

Como únicos beneficios, Grecia sería independiente para adoptar las medidas que considerase oportunas para impulsar el crecimiento, algo que el programa negociado con la UE, el BCE y el FMI no le permite hacer.

Además, la fuerte devaluación de su nueva moneda le permitiría mejorar la competividad respecto al exterior, lo que podría ayudar a las exportaciones y fomentar mucho el turismo. Sin embargo, los daños al sistema financiero serían tan graves que lastrarían cualquier logro.

Fuente: Rtve.es