Aunque no existe una fórmula para el éxito, sí hay algunos temas comunes que se pueden observar una y otra vez en aquellas personas que sobresalen:

No existe la jornada laboral de 40 horas

Recibes de la vida lo que en ella pones. No existen los atajos al éxito. No hay tal cosa como una píldora milagrosa o una bala de plata que pueda ayudarte a alcanzar grandes cosas sin trabajar muy duro. Punto.

Cómo enfocarse

La primera regla de una pyme es el enfoque. Primero, te enfocas en encontrar un buen concepto o idea. Después, en demostrarlo. Luego en entregarlo y obtener respuesta de los consumidores. Lo que sigue es escalar el negocio. Enfócate en cómo se hacen las cosas. Si no puedes enfocarte en lo importante y silenciar los ruidos externos, es mejor que no renuncies a tu empleo.

Quiénes son

Pasamos buena parte de nuestras vidas tratando de encontrarnos y de entender qué es lo que queremos hacer. Eso viene con el territorio. Si aún no lo encuentras, sigue buscando. Sabrás cuando lo encuentres. Es importante que lo hagas, porque únicamente sabiendo quién eres y de qué eres capaz podrás tener la oportunidad de hacer cosas extraordinarias.

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Cómo influenciar a los demás

Los emprendedores grandiosos se apasionan por su trabajo. Siempre hay algo que necesitan demostrar o alcanzar. Ese tipo de obsesión desesperada es la que los impulsa y motiva a los que lo rodean. Es instintivo y contagioso. Las características de liderazgo, la inteligencia emocional y el involucramiento de los empleados los puedes dejar para después.

Cómo funcionan los negocios

No naces con este conocimiento, pero en algún punto, todo gran emprendedor aprende cómo funciona el mundo de los negocios. Capitalización, ventas, clientes, relaciones. Puedes delegar algunas de estas tareas, pero debes entenderlas primero.

Cuando escuchan mentiras

Las mentiras tienen una influencia poderosa en todos nosotros, pero especialmente si dejamos que nos debiliten. Son muchos los emprendedores que se sentían felices de estar rodeados de personas que están de acuerdo con ellos en todo y pasan el tiempo adulándolo. Pero tarde o temprano, , el no recibir una retroalimentación honesta termina afectando al empresario. Siempre.

No hay recompensa sin riesgo

Hoy en día cualquiera se llama a sí mismo emprendedor; pero si no estás arriesgando algo, entonces no eres un emprendedor. Si fuera fácil o seguro, todo el mundo lo haría. Pero no es así.

Finalmente, el ser emprendedor es más bien un empleo de “mete tu pie al agua y ve cómo se siente”. Si no estás dispuesto a apostarlo todo, mejor considera conseguir un empleo. Pero si piensas que tienes lo necesario para triunfar, toma estos conceptos fundamentales y úsalos.

Fuente: Soy Entrepreneur