Para involucrar a las personas (no asustarlas), reformula estas preguntas:

1 ¿Cuál es el problema?

En lugar de obsesionarse con los problemas y debilidades, utilice preguntas positivas orientadas a apalancar las fortalezas y las oportunidades y lograr las metas: ¿Qué estamos haciendo bien y cómo podríamos utilizar eso de base? Así podrá sacar al máximo las ideas de sus empleados para poder repotenciar los problemas que sucedan en tu empresa.

2 ¿Quién tiene la culpa?

Esto se centra en encontrar un chivo expiatorio cuando, probablemente, hay muchos culpables. Para identificar eslabones débiles sin centrarse demasiado en la culpa, pregunte: ¿cómo podemos trabajar juntos para eliminar cualquier debilidad?

3 ¿No lo hemos probado antes?

Es importante que te preguntes esto, pero el tono incorrecto lo hace sonar condescendiente y derrotista. Reconoce que la falla pudo deberse a que se escogió un mal momento, no a la propia idea. Pregunte: ¿qué sería diferente y cómo podría cambiar los resultados si probamos esto ahora?

Fuente: Gestión

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