Pero, ¿cuáles son las principales razones de que un nuevo y pequeño negocio termine en la quiebra?

1. Tienes miedo

El temor es uno de los principales motivos del fracaso de un emprendedor. Es el miedo el que te detiene y no te permite continuar luchando por tu sueño porque no te sientes capaz de mostrarte tú y tu negocio. Quizás aún te das cuenta de cómo el miedo está obstaculizando tu camino, pero basta tomarse unos minutos para darse cuenta como el temor al rechazo, al que pensarán o a cometer errores termina paralizándote y te hace sentir incapaz de continuar.

Y nadie quiere trabajar con alguien inseguro. Todos los clientes buscan a personas seguras y capaces de sí mismos, personas independientes a inteligentes. Demuestra de lo que eres capaz y deja atrás el temor a fallar. Recuerda: que cada fracaso sea una oportunidad para un nuevo éxito.

2. No eres realista

Todos queremos alcanzar el éxito, pero no puedes ir por la vida creyendo que lo conseguirás con una tienda apenas inaugurada. Muchos emprendedores están empeñados en alcanzar el éxito tan pronto como sea posible, por lo que van detrás de esquemas seguros que les “garantizan” el triunfo, pero terminar repitiendo el mismo modelo que otras miles de personas.

Si realmente quieres tener éxito como emprendedor, no puedes olvidar el objetivo principal de todo negocio: ayudar a los clientes a resolver sus problemas. Concéntrate en ese punto, ofrece a tus clientes tu mayor esfuerzo y verás como, poco a poco, irás creando tu propio camino al éxito.

3. No tienes la suficiente pasión

¿Por qué decidiste convertirte en emprendedor? ¿Qué te llevó a montar este negocio? Lo más probable es que lo hayas hecho porque amas trabajar en dicho rubro. Entonces, ¿por qué no te esfuerzas más por seguir aprendiendo?

No importa cuánta experiencia tengas, toda empresa necesita de un aprendizaje continua en la materia. Debes leer libros, revistas, acudir a seminarios, etc. Apasiónate por tu negocio y conoce cada detalle de él y del rubro al que has ingresado, solo así lograrás demostrar a tus clientes que eres su mejor opción.

4. No te comunicas bien

Si no eres capaz de explicar a los demás en qué consiste tu negocio y cuáles los valores que aporta y lo hacen diferente, entonces no estás yendo por buen camino.

La comunicación a veces es difícil porque estás comunicando las cosas mal. Te enfocas sobre todo en lo que haces, es decir, en el proceso que realizas con tus clientes. Y no te das cuenta de que a casi nadie le importa eso. El punto principal de tu explicación debe ser cómo tu oferta ayuda a los clientes. ¿Qué haces por ellos? ¿Cómo los ayudas? Eso es lo que realmente importa a los demás.

5. Eres desorganizado

Llevar adelante un negocio propio requiere de trabajo constante y agotador. Cientos de documentos, largas horas de revisión, complicados procesos, etc. Pero gestionar tu negocio no tiene que convertirse en un dolor de cabeza si te organizar de la manera adecuada. Desarrolla sistemas que te permitan realizar las tareas de manera sistemática, sin horas desperdiciadas.

Recuerda: tomar unos minutos para descansar y recargar de energía no es un tiempo desperdiciado. Pero pasar 30 minutos mirando tus notificaciones de redes sociales o buscando un documento que debería estar correctamente archivado, sí lo es.

Fuente: Plusempresarial.com