Según informó el diario ABC, esto supone que la compañía se desprende de dos de las tres fábricas de pañales que tiene en Europa. Sólo mantendrá la de la República Checa.

La dirección ya lo ha comunicado a los representantes sindicales europeos de la compañía. El mayor varapalo se lo lleva la factoría británica, ya que supondrá el despido de los cerca de 400 trabajadores a los que da empleo allí.

En el caso de Calatayud, la fábrica será vendida. Todo apunta a que ya hay contactos con algún posible comprador, porque los ejecutivos de Kimberly-Clark han indicado a los trabajadores que prevé culminar la venta en un plazo de entre tres meses y un año.

Kimberly-Clark adquirió la factoría bilbilitana en 1997. En aquel momento supuso la estabilidad para una fábrica que llevaba años cambiando de manos y por cuyo futuro se había llegado a temer en más de una ocasión.