1. Presupuesto. Desde antes de independizarte acostúmbrate a hacer cuentas de lo que ganas, cuánto gastas y en qué. La mayoría de quienes viven en casa de sus padres no saben en qué se les va el dinero. Para que no te quedes en bancarrota el primer mes, empieza a registrar tus gastos.

2. Empieza un fondo de emergencias. Cuando vivimos en casa de nuestros padres no nos damos cuenta de que las tuberías se rompen, que reparar las goteras cuesta y que los electrodomésticos se malogran. Para todo eso necesitas un guardadito.

3. Automatiza los pagos. La mayoría de los servicios se pueden pagar en línea. Esto te puede ahorrar largas filas y evitar recargos.

4. Calcula tus nuevos gastos. Muchas de tus rutinas cambiarán y si el camino al trabajo es una de ellas, revisa cómo impactará tus finanzas.

5. No te aloques con la renta. A todos nos gustaría un penthouse como primera casa, pero esto te puede apretar tanto que ya no tendrás dinero para salir, hacer planes a mediano plazo o atender emergencias.

Aunque no hay una medida estándar de cuánto deberías gastar en renta, lo mejor es no sobrepasar el porcentaje de deudas, es decir, el 30% de tus ingresos. Vivir con menos de 70% es difícil. Pregúntate si aguantarías un recorte de salario de ese tamaño.

6. Ahorra para el depósito. Te pueden pedir entre uno y tres meses de renta. Ten cuidado con los desperfectos que ocasiones porque si los hay y no avisas a tiempo, perderás ese depósito inicial.

7. Amuebla con calma y no te endeudes de más. No pretendas equipar tu casa desde el inicio. Establece tus prioridades, revisa qué conviene meter a meses sin intereses y qué cosas puedes comprar después con un plan de ahorro.

Fuente: Metroscubicos.com