Tratar con gente difícil puede ser un gran reto. Sin embargo, el enojo y las malas maneras no son una forma aceptable de comunicación en los negocios, y seguramente no es un comportamiento aceptable cuando se trata de los clientes.

Por ello, mejor evitemos esos malos momentos siguiendo estos consejos sobre cómo tratar a los clientes enojados:

Mantén la calma

Cuando una persona no está en calma en sus interacciones con los demás, puede hacer que sea casi imposible atravesar satisfactoriamente una situación con un cliente enojado. Cuando la ira se junta con la ira, el desdeño o el sarcasmo, conseguimos un mal resultado.

Aprende a escuchar

Tener buenas habilidades de escucha hace que los clientes se sienten más comprendidos. Una gran manera de reducir los conflictos con el cliente es permitir que este exprese sus preocupaciones.

Aprende a disculparte

Una disculpa puede recorrer un largo camino. Por eso es importante que cuando pasa algo no deseado con un cliente estés dispuesto a pedir disculpas. Disculparse es siempre importante cuando se trata de apaciguar a un cliente molesto.

No tomes las cosas de forma personal

Al tratar de interiorizarte sobre lo que causa la insatisfacción de un cliente, a menudo puedes llegar a sentir como si estuvieras siendo atacado personalmente. Es de vital importancia que recuerdes que eres la cara y la voz de la empresa, y los clientes te ven como si tomaras todas las decisiones que resuelvan sus preocupaciones.

Proporciona alternativas

Si bien los clientes no estarán satisfechos con todas las alternativas que les presentes, siempre es importante proporcionar al menos una.

Valora su tiempo

Parte del respeto mutuo consiste en valorar el tiempo del cliente. Si tu tiempo te parece tan valioso ¿Por qué no lo sería el del cliente?. No lo dejes esperando en el teléfono ni lo tengas dando vueltas para ofrecerle una solución.

Evalúa al cliente

Además del calmar al cliente manteniendo la compostura, lo que debemos evaluar es si ese cliente es un buen cliente para nuestro negocio. Pues si se trata de un cliente que nunca está conforme con nada sin importar nuestros esfuerzos, lo más sensato es dejarlo ir en buenas relaciones.

Haz el seguimiento

Una vez que resolviste el problema, espera unos días y contacta con el cliente. ¿Se resolvió el problema? ¿Está satisfecho con la solución? ¿Qué más podrías hacer por él?

Fuente: Plusempresarial.com