Es un pueblo construido en medio del campo, a poco menos de una hora de Shanghai. Hace apenas 50 años era una comunidad agrícola pobre, típica del este de China, hogar de 2000 campesinos.

Hoy, Huaxi es un pujante pueblo que tiene una réplica de la Casa de Ópera de Sidney, del Arco de Triunfo en París y hasta de la Estatua de la Libertad, y alberga a más de 380 familias que tienen al frente de su lujosa casa un auto costoso que no es anterior a 2006 y grandes cuentas bancarias. Es el pueblo de los millonarios chinos.

El símbolo del éxito económico del pueblo es una mole de cristal y metal de 328 metros de altura que costó 470 millones de dólares. Adentro alberga el Longxi International, un hotel cinco estrellas donde la noche en una suite cuesta 12.000 dólares.

En 1963, la población de Huaxi no llegaba a las 1000 personas y los activos colectivos eran de 25.000 yuanes (4000 dólares). En 2013, el pueblo produjo 58.300 millones de yuanes (8325 millones de dólares), según la agencia oficial Xinhua.

La mayoría de los pueblerinos nació allí y ha visto con sus propios ojos la transformación. Otros se instalaron luego de pagar a la comuna, con la instalación de fábricas o con dinero, el permiso de residencia.

Por otra parte, hay preocupaciones sobre el futuro del pueblo. Al igual que el resto del país, Huaxi se enfrenta con el desafío de cambiar de modelo de producción. De una producción barata (por los costos y por la mano de obra) y contaminante se debe a pasar a una más cara y verde.