El estado de salud de un directivo empresarial puede definir el rumbo del negocio en segundos. Si una situación grave no se comunica a tiempo a empleados e inversionistas creará un ambiente de incertidumbre y rumores que podría dañar el futuro de la organización.

“Comunicar el estado de salud de los fundadores o directores del negocio no es una obligación legal de las empresas, pero sí una obligación moral”, dijo el consultor del Parque Empresarial del Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe, Ignacio González.

Contar con un plan de sucesión previamente establecido y trabajado durante años le permitiría al empresario y a su equipo tomar decisiones inmediatas sobre el negocio.

En el caso contrario, “en cuanto se sepa el estado de salud del empresario debe convocarse a una asamblea extraordinaria donde participen los principales directores e inversionistas del negocio”, recomendó González.

El siguiente paso es hablar con los empleados para evitar rumores o chismes. Así lo hizo el presidente y CEO del banco estadounidense JPMorgan Chase, Jamie Dimon, para comunicar su diagnóstico de cáncer de garganta que padece.

Aunque el cáncer no amenaza su vida, el tratamiento que necesita le impedirá realizar algunas actividades relacionadas con la empresa.

Los expertos sugieren que se estipule en un pan de sucesión desde un principio quién tomará la batuta del negocio y se prepare al sucesor y a sus asesores.

En Estados Unidos, si bien las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Nueva York deben revelar información importante bajo la ley, la salud de un ejecutivo no cae en esa categoría, según un informe de la consultora Nash Portland.

Fuente: CNN Expansión