La voz de Manuel Ruiz rebota en cada esquina del cuadrilátero que acoge a decenas de comerciantes en el corazón de Puente Piedra. En este transitado lugar, sus palabras, lanzadas al aire, compiten con voces y sonidos menores que despiden otros puestos del centro comercial.

Aquí no hay descuentos ni promociones “dos por uno”, tampoco se usan tarjetas de crédito; sin embargo, cada compra viene con un piropo o un saludo de regalo.

Las voces de estibadores y “jaladores” de ofertas no opacan los mensajes de este norteño de 29 años que, en su natal Piura, se soñaba compartiendo una cabina de radio con el periodista Raúl Vargas, a quien admira desde sus primeros años, cuando lo escuchaba en los amaneceres en la tierra de Miguel Grau.

Pasaron los años y el destino le cumplió el deseo a medias: Manuel no está al lado del conductor de Radio Programas del Perú pero, a cambio, pasa sus días cerca de un micrófono. En todo el tiempo que vive en Lima, este aparatito le ha brindado más de una alegría y hasta un poco de dinero para sostener a su hijo y a su esposa.

¿Cómo se convirtió en el locutor de uno de los mercados más importantes de Lima?

Manuel no llegó a este oficio de casualidad. “Mi padre tenía equipos de sonido y los alquilaba. Ahí, desde muy pequeño, me gustaba practicar con el micro”, recuerda, mientras observa la consola musical que maneja como locutor principal de radio Huamantanga, la emisora del mercado que lleva ese mismo nombre, en Puente Piedra.

De estatura mediana, tez trigueña y acento norteño, Manuel siempre soñó con ser locutor profesional. No obstante, cuando llegó a Lima no encontró precisamente un micrófono, una cabina y parlantes de alta fidelidad; por el contrario, sus primeros implementos de trabajo fueron un chaleco, una vara y una radio tipo walkie-talkie para comunicarse con sus colegas vigilantes de este centro de abastos.

“Fue hace ocho años: cuando llegué, empecé a trabajar como vigilante y cuatro años más tarde me dijeron para encargarme de leer los comunicados”, rememora.

“Cuando se retiró el anterior conductor, por razones que desconozco, de inmediato me preguntaron si yo podía asumir ese rol. Acepté sin dudar”. Se había preparado para entrar al mundo de la radio aunque fuera por la puerta falsa: meses antes, sus familiares lo animaron a matricularse en un curso de locución que se dictó en la Universidad Nacional de Trujillo por cuatro semanas, el mismo tiempo que duraron sus vacaciones de 2007.

Todo un mil oficios

Ahora, Manuel Enrique Ruiz Inga “dobletea”: es locutor oficial de radio Humantanga y, al mismo tiempo, cumple labores como agente de seguridad.

Su tarea principal es leer los avisos de los comerciantes cada 15 minutos, dar consejos de todo tipo a los clientes ocasionales y programar la música para alegrar la jornada. Cuando termina su tanda, sale de la cabina “para dar un paseo, como vigilando que no haya problemas con los amigos de lo ajeno”.

Trabajar en un cuartito de dos metros de lado, donde uno apenas puede sentarse, estirar las piernas y girar hacia un lado, resultaría para muchos agotador y fatigoso y hasta generaría estrés físico y mental. Sin embargo, este personaje no reclama ni se queja. Al contrario, agradece la oportunidad de cumplir uno de sus sueños.

También se desempeña como maestro de ceremonias

Manuel presta servicios en el mercado de Puente Piedra desde las 8:00 de la mañana hasta las 3:00 de la tarde como locutor-guachimán. Después, es un hombre de empresa. Tiene un puesto de abarrotes en un mercado cerca de Fiori, el cual administra junto a su esposa. “Por ahora, me va muy bien”, agrega satisfecho.