En el sótano del Banco de Crédito del Perú (BCP), allí donde descansa silenciosamente una imponente bóveda, el tiempo parece ahora haberse detenido y toma un rubor lleno de historia. Ese lugar, libre de ajetreo, que alcanza a medir 7 metros de largo por 5 de ancho, alberga a un huésped ilustre: la primera bandera del Perú.
El primer pabellón nacional reposa en ese espacio casi taciturno. El furor de los años, que no sucede en vano, ha logrado decolorar las franjas cruzadas, que acompañan a un manto blanco, que antes eran rojas y ahora lucen de color anaranjado.
A pesar de ello, su encanto sigue intacto. Este histórico tejido lleva incrustado un sol flameado por dos laureles y una imponente insignia en la que se lee ‘Libertad y Unión’. Palabras que actualmente pueden verse traducidas en las acciones de buenos peruanos.
“¿Bien bonita era la bandera del Perú no?”, pregunta y afirma a la vez un pequeño de seis años de edad que con curiosidad la observa. Y es que a pesar de los 193 ingratos, pero también venturosos años que han transcurrido, el estandarte nacional todavía se mantiene en pie. Allí está; aún permanece en una sola pieza, desafiando al tiempo.
Esta primera bandera fue decretada por el libertador José de San Martín allá por el año de 1820. “Se adoptará por bandera (…) una de seda, o lienzo, de ocho pies de largo, y seis de ancho, dividida por líneas diagonales en cuatro campos, blancos los dos de los extremos superior e inferior, y encarnados los Laterales; con una corona de laurel ovalada, y dentro de ella un Sol, saliendo por detrás de sierras escarpadas que se elevan sobre un mar tranquilo”, es el extracto del artículo del decreto del 21 de octubre de aquel entonces.
Por esas fechas, según cuenta la historia, las damas de la ciudad de Piura tejieron la bandera peruana. Esta fue colocada sobre el frontis de una locomotora que lucía el número 100. El fervor patriótico comenzaba ya a enrumbarse para nunca desaparecer.
Esta joya histórica, símbolo de la madre patria, forma parte de las más de 60 obras de valor infinito que en este mes de julio, símbolo de patria, el BCP presenta en la muestra que lleva como nombre Revalorando el Patrimonio Cultural del Perú.
El primigenio símbolo patrio estará disponible para ser visitado por el público solo hasta este domingo 13, en comparación con las otras obras, que sí podrán ser apreciadas hasta el 31 de agosto. Si usted desea conocer estas joyas históricas, solo tiene que acercarse a la sede principal del BCP, ubicado en Jirón Lampa, N° 499, el Centro de Lima.
Y es que debido a la fragilidad y su delicado estado, el primer estandarte nacional no puede permanecer mucho tiempo a exposición. Sin duda, un baluarte que por primera vez se deja ver para beneplácito de los henchidos corazones peruanos.
El glorioso Himno Nacional: pieza única
Una carta que data del año 1863, escrita por José Bernardo Alcedo, compositor de la melodía del Himno Nacional del Perú, es también exhibida en la muestra. En este manuscrito de la célebre letra nacional, Alcedo cuenta a su amigo Juan de Rivera, detalles sobre la composición del Himno Nacional, cuya autoría le pertenece a José de la Torre Ugarte.
Aunque parezca increíble, la tinta con la que fue escrito esta misiva aún conserva las letras que con tenue esfuerzo pueden leerse. “Tal es el deseo de saber quién es el autor de nuestra Canción Nacional: es decir de los versos. Y a efecto de satisfacer la necesidad de usted, le digo que fue un caballero iqueño Don Juan José de la Torre Ugarte”, se lee en el documento que con un color similar a la de los pergaminos se conserva todavía legible.
En una vitrina contigua descansa un pentagrama del Himno, escrita también por el ilustre músico Bernardo Alcedo. Aunque este haya sido modificado durante diversos gobiernos, la melodía sigue causan la misma emoción. Y es que así es el fervor patriótico, aquel que nunca muere.
Estas joyas, tanto la Bandera del Perú como el Himno Nacional, se encuentran exhibidas en un sitio especial con la luz y temperatura adecuadas para no sufrir ningún tipo de daño alguno. Para ello, el BCP trabajó hace 30 años para recuperar estas importantes piezas del patrimonio histórico nacional.
Mantos de la cultura Paracas, conservados en perfecto estado; pinturas, cuadros y esculturas que datan del siglo XVI, XVII y XVIII complementan esta irrepetible colección. Y usted, ¿se anima a dar un paseo por la máquina del tiempo del fervor peruano? Hágalo y téngalo por seguro que no se arrepentirá.
Por: Aurora Caruajulca (@acaruajulca)