Elegantemente vestida de rojo y acorde a la ocasión, Cecilia nos recibe en la sala de su departamento de Monterrico, donde se respira la Navidad por todos los rincones.

Cecilia nos cuenta, mientras esperamos sentadas en el sillón, que acababa de salir de una cita odontológica, a la que fue después de tener una sesión extraordinaria en el Pleno.

EL ORGULLO DE CECILIA

Minutos después aparecen Laura de 18 años y Luciana de 11, quienes son su orgullo y su principal motivo de lucha para seguir adelante día a dia.

Laura Wiss Tait, la hija peruano-alemana de la exvoleybolista acaba de concluir su primer año en la universidad, el cual ha sido muy sacrificado para ella. Se levanta a las 5 de la mañana muchas veces para hacer trabajos, y este año su madre la ha mandado en micro a estudiar todos los días, para que pueda esforzarse un poco más.

“Este año va a ser un poco más calmado, relajado y reducido”, dice Laura respecto a las celebraciones navideñas. Usualmente ella viaja a Alemania por estas fechas para visitar a su padre. Pero este año, después de muchos, ha decidido quedarse en casa con su mamá.

Luciana Bridges Tait, le lleva siete años de diferencia a su hermana pero ya es más alta que ella. Este año estuvo en el tercio superior de su colegio, “yo sí creo que va a tener una super carrera en el vóley y que va a ser una campeona”, dice emocionada Cecilia por su menor hija.

Su hija peruano-americana, es sin lugar a dudas la que ha heredado los genes de la mundialista, y ya viene dando señales no solo físicas sino también en el aspecto deportivo, pues le ha traído dos medallas, una en bala y otra por ser la mejor jugadora.

“La que va a heredar todos mis zapatos es ella, porque ya tiene 11 años y ya calza 40”, dice emocionada la congresista refiriéndose a Luciana, quien tímidamente estira su pierna para que corroboremos que lo dicho por su madre es cierto.

Laura, la de los pies de Cenicienta, tan solo calza 38, y no ha heredado la genialidad de su madre para jugar el vóley, sin embargo tiene otras virtudes que Cecilia no se cansa en enumerar.

“Hijita si no vas a ser la número uno en el vóley, tendrás que tener una carrera profesional, así que la felicito”, dice Cecilia refiriéndose a su hija Laura, de quien se siente muy orgullosa porque ya ve en ella el mismo esfuerzo que ella hizo, cuando decidió salir adelante desde muy joven.

¿QUÉ DESEA COMER MAMÁ ESTA NAVIDAD?

Ni pavo ni lechón. Este 2013, la congresista ha decidido romper la tradición navideña para probar un plato que no comía hace muchos años en Navidad.

¿Qué he pedido de cena que me han choteado?, reclama la congresista a sus hijas efusivamente.

“¡Ahh, pollo a la brasa!”, recuerda Laura asombrada aún por el pedido de su madre, quien este año ha solicitado a sus retoños recordar épocas de antaño, cuando ella comía este plato peruano por Navidad.

En la cena de Navidad están también invitadas la abuela y la tía de Laura y Luciana, quienes al parecer ya han aceptado la propuesta de Cecilia para cenar comida delivery esta Navidad.

LOS REGALOS

Laura nos cuenta que este año no han hecho lista de Navidad, pero que la única que ha escrito la carta a Papanoel es su madre.

“Lo único que le he pedido a Papanoel es que me de mucha salud, que me de fuerzas para seguir adelante, a pesar que a veces me tumbo. No es fácil una postquimio porque a veces arrastras unas cosas, pero yo le doy fuerza”, nos cuenta Tait, sobre su único pedido por esta fecha.

Este último domingo recibió uno de los regalos más especiales de Navidad, dar una vuelta entera al Pentagonito montando bicicleta.

La congresista nos confesó que hace mucho tiempo que no podía hacer ejercicio por motivos de salud, y que esta era la primera vez que pudo dar una vuelta de más de cuatro kilómetros, lo cual le ha llenado de mucha alegría.

UNA NAVIDAD COMO AQUELLAS

“Yo sí creía en Papanoel, soñaba con mi muñeca Barbie que nunca me la pudieron comprar y cuando mi hija mayor nació yo le compré una de un metro y medio”

Cecilia nos cuenta que aunque a veces algunas Navidades han sido tristes, sí quiere recordar esos momentos difíciles que vivió cuando era niña con su madre.

“Yo recuerdo que mi mamá a veces se metía a dormir, y era un dolor hacer un árbol de Navidad que mi mamá tenía blanco”, la congresista confiesa que luego de esto nunca pudo tener un árbol de navidad blanco porque le recordaba esa parte triste de su vida.

“Nosotros no teníamos una mesa tan linda como han hecho mis hijas ahora, y solo nos alcanzaba para Pollo a la Brasa (…) cómo nos alcanzaba solamente para comer pollo a la brasa, buscábamos el pollo más grande, y recuerdo que a mi vecina le decíamos “la pollera”, porque ella vendía pollos, y mi mamá le decía ‘Norka nos puedes dar el pollo’ y nos daba unos pollitos bien rebosantes, bien de casa”, agrega.

El juguete representaba algo diferente, para ella “yo supongo que mi mamá no era capaz de decirnos no les puedo regalar nada y nos hacía el regalo típico de la clase media baja que era la ropa nueva”, dice la congresista

“El 25 andábamos super elegantes con nuestra ropita nueva que nos tenía que durar casi hasta el próximo año”.

EL DÍA QUE LA CONGRESISTA PERDIÓ A SU HIJA

Durante un viaje cercano a las fiestas navideñas, en el cual recibió el reconocimiento del Salón de la Fama del Vóleibol, Cecilia pasó uno de los momentos más aterradores de su vida.

A pocas horas de partir de la ciudad de Holyoke, en Massachusetts, Estados Unidos, la congresista nos cuenta que decidió aprovechar en hacer compras navideñas.

“Había tanta gente y yo tenía 8 años y me dijiste cuida a tu hermana”, dijo la mayor de las hijas a su mamá durante la entrevista.

“Como tenía solo una hora antes de abordar el avión, de regreso paramos en una tienda para comprar los regalos, entonces le dije a mi hija: agarra a tu hermana mientras yo voy a comprar. Y mi hija desvió la mirada por todos los colores en las tiendas”, un rato después se dieron cuenta de que había desaparecido.

En eso, nos cuenta que escucha a alguien gritar “¡Mama, mama, mama!”, y apareció Luciana junto a un policía enorme, y me pregunta ¿usted es la mamá? ¡Y me dijo qué sea la última vez! Así que por comprar detalles de Navidad, casi pierdo a una hija”, confiesa la congresista.

Por: Patricia Livia (@patlivia)