¿Pueden ser considerados los videojuegos como buenas prácticas?

El buen uso de un videojuego puede contribuir a que un niño socialice, a que desarrolle habilidades, porque hay que tener en cuenta que no podemos satanizar este tipo de juegos, no todos son malos.

Lo primero que debemos ver es el contenido de ese videojuego y si realmente ha sido diseñado para la edad del niño que lo está practicando. En ese sentido, los padres deben estar atentos, en primer lugar, al contenido; en segundo lugar, a cuánto tiempo el niño le dedica a esta práctica, porque es importante señalar que un niño que juegue más de dos horas diarias, por más que el juego sea positivo, sí estaría en un factor de riesgo importante de tener una dependencia a estas actividades.

Entonces, sí existirían beneficios psicológicos…

Por supuesto, hay videojuegos que estimulan la concentración, la memoria inmediata y visual. En ese sentido sí requiere coordinación visual-motora para poder desarrollarlos. Sin embargo, el hecho de que el videojuego se convierta en un problema para sus actividades académicas y familiares estaríamos hablando de que el niño se está volviendo dependiente al juego y ya se convertiría en un problema.

¿Por qué los niños y jóvenes se vuelven adictos a los videojuegos?

Muchos niños que carecen de habilidades sociales o tienen baja autoestima, encuentran en los videojuegos un refugio, una forma de escaparse de esa realidad dolorosa, de esa soledad. Hay baja tolerancia a la soledad de parte tanto de niños como de adolescentes. Lo que hace que ellos se aferren, busquen en el videojuego una forma de escapar de esa realidad.

En muchos casos, niños con sentimiento de soledad y tristeza usan los videojuegos como una forma de estimularse.

¿Los videojuegos pueden conllevar a que los niños tengan actitudes agresivas?

Hay videojuegos que tienen contenido altamente violento que no han sido diseñados para niños, sino para personas mayores, es por eso que los límites de edad son importantes. Entonces, un juego violento sí puede influir en la conducta de un niño, ya que este puede imitar a los personajes. Los niños no tienen los mismos recursos que un adulto para poder discriminar la fantasía de la realidad.

¿Mientras más violencia, más emoción?

Ahí depende mucho del tutor, de la familia o persona a cargo de ese niño, para que esté pendiente de qué tipo de juegos está practicando el niño o joven.

¿Cuál es el perfil del adicto a los videojuegos?

Estamos hablando de una persona con pocas habilidades sociales, tímida, introvertida, con autoestima baja, que tiene muchas veces problemas de comunicación con sus padres y usa el videojuego como un escape. También se da el caso en que la familia usa esta práctica como una forma de deshacerse del niño. Hay padres de familia que dicen ‘estamos en conversación de adultos, anda juega’, entonces refuerzan la conducta del juego como una forma de desconectarlo de la reunión.

Hay jóvenes que dedican los videojuegos como profesión…

Hay concursos que tienen que ver con el desarrollo de habilidades y otros que tienen que ver con la parte creativa, con el hecho que los niños construyen los videojuegos, aquí estamos hablando de un uso positivo de estos.

El punto es que dentro de los factores de protección están el tener una buena autoestima y habilidades sociales. Está bien que un niño pueda jugar, pero no debe ser más de dos horas diarias. El juego no puede convertirse en un problema ni para su colegio, ni para sus relaciones con la familia, ni con los amigos. Tiene que ser un pasatiempo y no tiene que afectar otras áreas de su vida.

¿En qué síntomas deben fijarse los padres para tener cuidado y tomar acciones?

En primer lugar, que como consecuencia del juego, sus hijos tengan un bajo rendimiento escolar, que no participen en las reuniones familiares ni con sus amigos. Si antes salía a jugar y ahora ya no lo hace, antes hacía deporte y ahora no, que como consecuencia del juego se afecte cualquier área de su vida ya es una señal de alerta para que los padres estén atentos.

¿Qué le recomendaría a los padres para evitar que sus hijos se vuelvan adictos a los videojuegos?

Hablar con ellos, denles tiempo a sus hijos para conversar acerca de lo que están jugando. Deben conocer cuáles son las aplicaciones que bajan en el celular, la tablet o los juegos que tienen en la consola. El padre también puede compartir un espacio de juego con su hijo. Hay que acercarse, no hay que satanizar estas actividades. Por otro lado, hay que trabajar sobre la autoestima y las habilidades sociales de los niños para que sepan compartir parte de su tiempo tanto con el mundo virtual como con el mundo real.

Por: Gustavo Muñoz (@Gustavo_MP)