Hace más 40 años, el 20 de julio de 1969, el astronauta norteamericano Neil Armstrong, frente a una audiencia estimada de mil millones de televidentes daba un pequeño paso, con el pie izquierdo, y se paraba sobre la polvorienta superficie de la Luna.
La luz del Sol, sin una atmósfera que la difuminase, daba un brillo extraño a la escena. En ese momento comenzaba una nueva era para el hombre, y una nueva leyenda urbana.
Es que no son pocos los que hoy piensan que todo se trató de un montaje. De hecho, según una encuesta encargada por la NASA, el 11% de los norteamericanos cree que en realidad el “alunizaje” se filmó en el desierto de Nevada, a solo 150 kilómetros de Las Vegas.
La teoría del engaño, apoyada entre otros por polémicos autores de libros sobre la conspiración, afirma que se montó un estudio de televisión en el desierto, y desde allí se trasmitieron las imágenes que el resto del mundo creyó provenían del Mar de la Tranquilidad, en la Luna.
El objetivo de este montaje habría sido cumplir, cueste lo que cueste, la promesa que había hecho el presidente Kennedy al Congreso de los Estados Unidos en plena Guerra Fría en respuesta al Sputnik ruso en lo que muchos denominaron como la carrera espacial.
Bill Kaysing, uno de los más férreos defensores de la teoría de la conspiración, trabajó entre 1956 y 1963 como redactor técnico en las misiones Apolo. “Durante este tiempo la NASA realizó un estudio de viabilidad que indicó que sólo tenían un 0,0017% de posibilidades de situar un hombre en la Luna y de devolverlo luego a Tierra.”, dice Kaysing y asegura que es imposible que para 1969 hubiesen alcanzado un éxito del 100 por ciento.
Hace una década se hizo público un video que cuestionaba el alunizaje. En él, se veía como un presuntamente Neil Armstrong abandona el Apolo 11 para pisar el suelo lunar. En ese mismo instante una de las luces de la escenografía se caía. Se veía como de inmediato ingresaban al set una serie de técnicos para arreglar el desperfecto y seguir con la grabación.
Fuente: Neoteo.com