Según la doctora Irene Fernández Ponce, especialista de Oncogyn, el retraso en la gestación, es decir, cuando la mujer tiene su primer hijo a partir de los 35 años o más, genera que la mama esté más expuesta a estímulos estrogénicos y por lo tanto, hay una menor acción de la progesterona.
En lo que respecta a la mala alimentación, Fernández indicó que la ingesta de comida con altos índices de grasas saturadas se convierte en un enemigo mortal de la mujer.
La experta sostuvo que en lo concerniente al estrés, más que un factor de riesgo, esta situación podría ser un condicionante para que se genere un cáncer mamario.
Asimismo, Irene Fernández destacó que se conoce que el cáncer de mama tiene un carácter hereditario. “Hay un mayor riesgo que una paciente herede este mal si los antecedentes de este problema provienen de la mamá, una tía o de la abuela”, resaltó.